Enfermedades psicosomaticas


 

Cada vez son más las personas que sufren dolencias psicosomáticas, aquellas enfermedades que generan síntomas físicos derivados de problemas psicológicos. Durante los últimos tiempos, la medicina se ha ido dividiendo y especializando  en cuanto a las diversas dolencias. Este proceso ha permitido avanzar en la definición y clasificación de enfermedades en unidades cada vez más pequeñas.

Fueron apareciendo  síntomas y dolencias sin alteraciones en dimensiones biológicas, anatómicas o fisiológicas, generando problemas diagnósticos y también terapéuticos con la consiguiente ansiedad de los pacientes y sus familias. Particularmente  en enfermedades altamente prevalentes como patología funcional gastrointestinal o enfermedades reumatológicas como la fibromialgia.

Existen diversas posturas con respecto a si la psicosomatización debe ser considerada un trastorno psiquiátrico o si se la debe considerar como la presencia de múltiples síntomas, que complican la presentación de una enfermedad médica habitual.

Las personas con tendencia a la depresión y a la ansiedad, son más proclives a psicosomatizar, todos tenemos un límite y si lo traspasamos esta podría ser la consecuencia. Pero de una simple dolencia, como un dolor estómago por estrés, se puede pasar a un trastorno cuando los síntomas exceden la normalidad e incapacitan poniendo en peligro la salud. Hay que tener en cuenta que la mente tiene un enorme poder sobre el cuerpo como demuestran las reacciones que no controlamos: lágrimas, temblor de manos por nerviosismo, sonrojo de vergüenza, citando algunos ejemplos.

Detrás de las dolencias y trastornos psicosomáticos hay motivos psicológicos y trastornos emocionales no resueltos El momento del diagnóstico, decir que el origen de la enfermedad es mental y no físico, suele ser “devastador” y los pacientes pasan de la atención del neurólogo, que ha descartado causas neurocerebrales, al psiquiatra y psicoterapeuta.

La psicosomatizacion puede producir la dispepsia funcional, el síndrome de intestino irritable, síndromes dolorosos (desde dolores articulares, cefalea o dolores lumbares o cervicales) o fatiga crónica. Otros cuadros menos frecuentes: episodios de dolor torácico (descartadas causas cardiovasculares) o síntomas urogenitales.

El tratamiento de estas patologías tiene como eje el abordaje multidisciplinario contemplando los elementos “orgánicos” por médicos generalistas o especialistas según corresponda, tratamientos de rehabilitación y un seguimiento por psicoterapeuta o psiquiatras según corresponda. Este tratamiento se basa en un enfoque Bio-Psico-Social en el cual se asume una relación entre elementos distintos a los biológicos tradicionales como causa de las enfermedades. Asimismo se plantea que optimización de componentes psicosociales de la vida de los pacientes pueden mejorar el manejo de las enfermedades.

En algunos países es frecuente la presencia en el equipo de trabajo de especialistas en medicina psicosomática que articulan la interacción entre los servicios tratantes, dando lugar a terapias alternativas como meditación, yoga, mindfullnes, musicoterapia de acuerdo a la patología de la que se trate. Nuevamente vale la pena resaltar que la terapia de la enfermedad de base es fundamental para el éxito del tratamiento.

Los síntomas físicos suelen ser llamados de atención que nos indican que  algo en nuestras vidas esta necesitando cuidado. Cuando la relación mente cuerpo ve alterada su armonía, debido a emociones displacenteras, depresión -estados depresivos– con sentimientos negativos, modificaciones del ciclo vital, baja autoestima, alteraciones funcionales  o situaciones de alto impacto emocional generadoras de estrés, inevitablemente se produce un impacto, que puede representarse en forma de síntomas o enfermedades psicosomáticas.

Detrás de todo síntoma físico en la enfermedad psicológica hay guardados sentimientos,  temores, pensamientos, y reacciones emocionales. Escuchar lo que estos síntomas nos están tratando de decir es una forma y una oportunidad de mantener la salud y una equilibrada forma de vida del eje cuerpo – mente.

En la enfermedad psicosomática en la medida que las emociones, el estrés o sentimientos negativos son más intensos, más fuertes o más impactantes, también lo son esas respuestas emocionales  cognitivas.

La Medicina Psicosomática los toma en cuenta, los considera y es vista como un enfoque terapéutico que engloba la totalidad de los procesos integrados entre los sistemas somático, psíquico, social y cultural. Procesos que inicialmente emergen desde lo orgánico pueden repercutir en la esfera psicológica como por ejemplo traumatismos, enfermedades endocrinas, alteraciones funcionales, enfermedades oncológicas cáncer, etc. Estas y otras enfermedades psicosomáticas pueden influir en la esfera psicológica de una forma negativa como reacción al hecho de estar enfermo o porque la misma afección psicosomática modifica y altera la esfera de lo psíquico.

Para la medicina y la psicología en la aparición de las enfermedades psicosomáticas las situaciones emocionales son un factor desencadenante tan importante como lo son las bacterias, las toxinas y los traumas que haya sufrido la persona. La aparición misma y la evolución de la enfermedad en el orden somático -corporal-puede ser inducida por lo psíquico del mismo modo que la enfermedad somática tiene su incidencia en lo anímico y psicológico.

Los estados depresivos, las situaciones de tensión emocional prolongada, el estrés, producen disminución en las inmunodefensas. Cuando la respuesta inmunológica se halla disminuida, se pueden presentar síntomas y enfermedades somáticas, esto es que afecten un órgano o una función.

La influencia de los factores psicológicos, también constituye un vector de peso en el desarrollo y evolución de la enfermedad psicosomática. Como así también influye en la recuperación o administración de los padecimientos, el recibir una ayuda terapéutica puntual y dirigida hacia el alivio y mejoría. La modalidad para el tratamiento de las enfermedades psicosomáticas es variable en función de las circunstancias, características, tipo de síntomas e intensidad con que afecta a la persona.

 “La cuestión no es que enfermedad tiene una persona, sino quien es, la persona que ha sucumbido a la enfermedad” W Osler

Existen diferentes modalidades en las formas de manifestación de trastornos o alteraciones orgánicas que tienen su correlato con factores de orden psicológico.

Enfermedades psicosomáticas más frecuentes: Digestivas: colon irritable o síndrome de intestino irritable, úlcera, colitis ulcerosa, aerofagia y dispepsias psicógenas, hipo, neurosis gástricas, gastritis, reflujo, de la motilidad, espasmo de píloro, evacuatorias, constipación, diarreas psicógenas, meteorismo, estado nauseoso, dolor abdominal crónico funcional,  sensación de tener un nudo en la garganta que causa disfagia y otras formas de disfagia oro faríngea.

Respiratorias: asma bronquial, bronquitis, alergias, rinitis alérgica, tos psicógena, hiperventilación. En la depresión o los estados depresivos producen suspiros, ante el factor sorpresa se corta la respiración, la emoción sofoca y los estados de angustia ahoga.

Corazón y Sistema Cardiovascular: hipertensión arterial, infarto de miocardio y hemorragias cerebrales, neurosis cardíaca, astenia neurocirculatoria, hipertensión.

Genitourinarias: vaginismo, trastornos menstruales, Dismenorrea psicógena enuresis, disfunciones sexuales, paruresis, disuria psicógena, vejiga nerviosa.

Endocrinas: bocio, diabetes, hipertiroidismo y obesidad.

Dermatológicas o Cutáneas: eczemas, alopecia, psoriasis, dermatitis, alopecia areata -caída del cabello, barba o bello en zonas determinadas-, acné, picazón intensa, prurito psicógeno o urticaria, hiperhidrosis, vitíligo, sensación de hinchazón, hormigueo, entumecimiento o de sensaciones extrañas.

Osteomusculares: cefaleas tensionales, fibromialgia, tortícolis psicógena y otros trastornos y movimientos espasmódicos psicógenos.

Trastornos sexuales y de la identidad sexual: disfunciones sexuales, parafilias, alteración de los patrones sexuales.

Trastornos de Somatización: son síntomas físicos múltiples, recurrentes y variables, presentes desde hace cierto tiempo y sin una adecuada explicación somática. Generalmente existe resistencia a aceptar la respuesta médica, acerca que en dicha sintomatología no hay una evidencia de afección orgánica, trayendo esto aparejado, además de la inconformidad del paciente, un creciente grado de afectación en el comportamiento en y de su entorno familiar y social.

Hipocondría o Trastornos Hipocondríacos: Consisten en una distorsionada creencia o sensación persistente de la presencia de al menos una enfermedad y en la dificultad en la aceptación de explicaciones medicas adecuadas. La característica esencial de este trastorno es la preocupación persistente de la posibilidad de tener una o más enfermedades somáticas graves progresivas, puesta de manifiesto por la presencia de quejas somáticas persistentes o por preocupaciones persistentes sobre el aspecto físico. Con frecuencia en la hipocondría el enfermo valora sensaciones y fenómenos normales o frecuentes como excepcionales y molestos, centrando su atención, casi siempre sólo sobre uno o dos órganos o sistemas del cuerpo.

Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia: aprendizaje, atención, comunicación, desarrollo, alimentación, eliminación, estado de ánimo, tics, conducta, otros.

Trastornos de la memoria, amnésicos y cognitivos: incluye delirios, demencias, amnesias y trastornos que alteren la función cognitiva.

Trastornos psicológicos debidos a una enfermedad orgánica médica: presencia de síntomas psicológicos como consecuencia directa de una enfermedad orgánica

Trastornos vinculados al uso, consumo y abuso de sustancias: drogas de abuso, incluyen alcohol, tabaco, medicamentos y exposición a tóxicos.

Trastornos del estado de ánimo. Alteración del humor: depresivos, maniacos o hipomaniacos -estado de ánimo explosivo, exaltado, irritable-, trastorno bipolar, tristeza.

Trastornos de ansiedad: trastorno de angustia o pánico sin y con  agorafobia, fobias específicas, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés postraumático tept  o por estrés agudo, ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica, trastorno de ansiedad inducido por sustancias y trastorno de ansiedad no especificado

Trastornos facticios: manifestaciones, síntomas físicos, psicológicos o pseudo enfermedades, generados, percibidos y manifestados como una enfermedad real pero sin una base orgánica.

Trastornos de la ingesta y conducta alimentaria: alteraciones alimentarias, entre ellos obesidad, bulimia y anorexia nerviosa.

Trastornos del Sueño: Insomnio, terrores nocturnos, dificultades en el dormir, insomnio o disomnia, movimiento e inquietud.

Trastornos del control de los impulsos. Trastornos adaptativos: La característica esencial del trastorno adaptativo es el desarrollo de síntomas emocionales o comportamentales en respuesta a un estresante psicosocial identificable.

Trastornos de la personalidad: se manifiestan como un comportamiento que no condice con la cultura a la que pertenece la persona, tiene como inicio la adolescencia o al inicio de la edad adulta, se mantiene a través del tiempo y acarrean malestares y perjuicios para el que los padece.

Trastornos somatomorfos: presencia de síntomas físicos que sugieren una enfermedad médica y que no pueden explicarse completamente por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental como el ataque de pánico o trastorno de angustia.

Trastornos de dolor somatomorfo persistente: Consisten en la persistencia de un dolor intenso y penoso que no puede ser explicado totalmente por un proceso fisiológico o un trastorno somático. El dolor se presenta con frecuencia en circunstancias que sugieren que el dolor está relacionado con conflictos o problemas.

Otros Trastornos Somatomorfos: En estos trastornos los síntomas no están mediados por el sistema nervioso vegetativo y se limitan a sistemas o a partes del cuerpo específicos, lo que contrasta con la presencia de quejas frecuentes y cambiantes sobre el origen de los síntomas y del malestar del trastorno de somatización y del trastorno somatomorfo indiferenciado. No existe lesión tisular.

Para el psicoanálisis, el síntoma es un fenómeno subjetivo que constituye no el signo de una enfermedad sino la expresión de un conflicto inconsciente, siendo desde el punto de vista psicosomático un desplazamiento hacia el cuerpo para llevar a cabo dicha expresión. Según Freud y Lacan, un síntoma es una forma de enfermar que expresa simbólicamente un conflicto y a su vez goce. Nuestra posición parte de que el sujeto está donde en principio no están articuladas las cosas, en la falta, en la equivocación, actos fallidos, en lo q no cuadra.

Nuestra función es rescatar al sujeto y su síntoma como expresión de un sentido oculto que tiene q ver con su verdad. Un síntoma que debe permanecer abierto para escuchar lo que nos tiene que decir, de ser callado, produciría mayor malestar.

 

“No es porque las cosas sean difíciles, que no nos atrevemos. Es porque no nos atrevemos que, las cosas son difíciles…Seneca

 

Patricia E Elias

Cra. Psicologica.

Clinica en Desarrollo personal

Diplomatura en psicoanalisis

Master en psic. Psicosomatica

Especialista en trast alimenticios, obesidad, diabetes.

 

  

 

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